jueves, 16 de agosto de 2018

Villa Imperial de Potosí


Historia de la Villa Imperial de Potosí

Potosí, antiguamente conocida como la Villa Imperial de Potosí, es una ciudad del sur de Bolivia, capital del departamento del mismo nombre y de la Provincia de Tomás Frías. Se extiende a las faldas una legendaria montaña llamada Sumaj Orcko (en quechua: “Cerro Rico”) que contenía la mina de plata más grande del mundo.






La historia de la ciudad se remonta a mediados del siglo XVI, cuando pertenecía al Virreinato del Perú. Rápidamente se convirtió en un importante centro de producción argentífera, llegando a considerarse la ciudad más importante de entre todas las colonias de España, la fama de su Montaña de Plata la precedía, por cuyo hecho esta ciudad fue blasonada por emperadores y reyes.





A cuatro años del establecimiento del asiento minero se notaba la falta de abastecimiento de víveres y materiales para la explotación, transcurría el año de 1549, cuando la demanda hizo subir los precios en forma desmedida, en un área que llegaba hasta el Cuzco. Así en 1561, el vecindario dio poderes amplios y envió a Francisco de la Serna a Lima para obtener del Virrey la exención de Potosí de la jurisdicción de La Plata, ofreciendo, en cambio, la entrega de una cantidad de dinero a la Hacienda.


 El 7 de noviembre de ese año,el virrey Diego López de Zúñiga y Velasco, conde de Nieva, los comisarios del Concejo de S.M., licenciado Birbiesca de Muñatones y Diego de Vargas Carvajal Ortega de Melgosa, y los oidores Bravo de Saravia, Gonzales y de Cuenca y Pedro Mercado de Peñaloza acuerdan firmar con Francisco de la Serna, la Capitulación. El 21 de noviembre se adopta los términos decisivos y fundamentales iniciando con el encabezamiento: “Primeramente queremos por hazer bien e merced al dho asiento de Potosí que sea villa e se llame e nombre la villa ymperial de potossi exsentandola y eximiendola de la jurisdiccion de la ciudad de la plata”


MINERIA



Se dice que las vetas de plata fueron descubiertas de forma casual, una noche del año 1545, por un pastor quechua llamado Diego Huallpa, que se perdió mientras regresaba con su rebaño de llamas. Decidió acampar al pie del Cerro Rico y encendió una gran fogata para abrigarse del frío. Cuando despertó por la mañana, se encontró con que, entre las brasas humeantes de la fogata, brillaban hilillos de plata, fundidos y derretidos por el calor del fuego. El cerro, aparentemente, era tan rico en vetas de plata que la misma se encontraba a flor de tierra. El 1 de abril de 1545, un grupo de españoles encabezados por el capitán Juan de Villarroel tomaron posesión del Cerro Rico, tras confirmar el hallazgo del pastor, e inmediatamente establecieron un poblado.
Según otra versión, los incas ya conocían la existencia de plata en el cerro, pero cuando el emperador inca intentó comenzar a explotación del cerro, este lo expulsó mediante una estruendosa explosión (de donde deriva el nombre del lugar, "¡P'utuqsi!"), prohibiéndole el extraer la plata, que estaba reservada "para los que vinieran después". Los historiadores ven en esta variante una deliberada influencia de los españoles en la leyenda, para legitimar sus labores en el cerro.
La inmensa riqueza del Cerro Rico y la intensa explotación a la que lo sometieron los españoles hicieron que la ciudad creciera de manera asombrosa. Su riqueza fue tan grande que en su monumental obra "Don Quijote de la Mancha" Miguel de Cervantes acuñó el dicho español vale un Potosí, que significa que algo vale una fortuna.
 
Pero la población indígena, en tanto, sufría una explotación infrahumana. Decenas de miles de indígenas fueron sometidos a la mita, un sistema que ya era habitual en el incario, pero cuyo uso intensificaron los españoles, y creció aún más a instancias del virrey Francisco Álvarez de Toledo, ante la falta de mano de obra para la minería. A los mitayos (como se llamaba a los indios sometidos mita) se les hacía trabajar hasta 15 horas diarias, cavando túneles, extrayendo el metal manualmente o a pico, etc. Eran muy frecuentes los derrumbes y otros accidentes, que ocasionaban la muerte de cientos de trabajadores. Las rebeliones eran ahogadas a sangre y fuego. Es probable que hasta 15.000 indígenas hayan muerto en la explotación de la plata, entre 1545 y 1625, aunque las estimaciones más alcistas hablan de uno a ocho millones de trabajadores muertos, sin embargo, estas últimas cifras no son muy aceptadas en la actualidad.
La producción de plata llegó a su punto máximo alrededor del año 1650, momento en el cual las vetas empezaron a agotarse, y Potosí entró en un camino cuesta abajo del que no pudo recuperarse jamás.






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