Encontrar la sierra de plata se ha convertido en una de las grandes obsesiones de los españoles. Se volvería en un lugar legendario que se originó a comienzos del siglo XVI en el actual río de La Plata. Juan Díaz de Solís fue quien primero tuvo noticias de la existencia de plata en estas regiones, ampliadas después por Luis Ramírez, quien fue tripulante de la expedición de Sebastián Caboto entre 1526-1529,[1] además por el mismísimo Caboto cuando retornó a España en 1533, dio testimonió de lo que había visto y se divulga en la península la magia de la sierra de plata.[2]
En 1516, Díaz Solís, Piloto Mayor de España, va costeando el continente por las costas de Brasil hasta llegar
a la embocadura del río de La Plata. Llamaron en principio río de Solís, en memoria
de quien lo descubrió. Fernández de Oviedo (1535) afirma
que los “cripstianos le decían de la
Plata, pero que se había llamado río de Solís, porque lo
descubrió el piloto Johán Diaz de Solís”.[3]
Francisco López de Gomara (1553) en su Historia General de Indias,[4] cap. 89
y Martin del Barco Centenera (1602) en el canto 1º de su Argentina en verso, manifiestan que Díaz
Solís impuso al
citado río el nombre de La Plata, por las muestras que vio de este metal que se
extendió a través del proceso del trueque comercial. Los náufragos de la
expedición de Díaz Solís encontraron
en la región a indígenas que les regalaron objetos de plata y llevaron a
España.
Otra temprana relación de los hechos ocurrido por el viaje de Díaz Solís, es dada por Juan Botero Benes (1600) en su relación histórica universal del mundo, donde resume que Juan Díaz de Solís ingresó a estas tierras el año de 1522:
[…]Defcubriole Iuan Diez de folis el año de mil y quinientos y veynte y vno, y pufole por nombre rio de la Plata por algunas feñales que hallo della, y tornàdo a dar la vuelta para acabar fu jornada el año siguiente le comieron los habitadores a el y a cinquenta compañeros con el voluieron[…][5]
El Padre Alonso de Ovalle (1646) en su Histórica relación del Reyno de Chile… manifiesta que Díaz Solís recorrió las costas de Brasil hasta descubrir el río de La Plata, nombró así por encontrar unas planchas de plata que los indígenas habían traído de las tierras vecinas de Potosí:
[…]y en primer lugar no perdamos de vifta al capitán Iuan diaz de folis, que partiendo de Efpaña a ocho de Otubre de 1515, corrió por las coftas del Brafil hafta defcubrir el famoso Rio de la plata; a quien dio efte nombre, no la que en el ni en fus riueras fe cria, fino vnas planchas de efte metal, que dieron los Indios de aquel pais a los Efspañoles, las cuales havian traido de las tierras circunvezinas a Potofi, con quien tenían comunicacion por medio de los Indios de Tucuman, que fon los mas immediatos por aquel lado al Peru[...][6]
El Padre jesuita Nicolás del Techo (1685) en su Historia de la provincia del Paraguay, relata que los españoles antes de conocer o tener noticias del “monte Potosí”, ya el río de La Plata llevaba este nombre, señalando que lleva este nombre por las conchas plateadas que adornaban a los indígenas, otros afirmando, que pedazos de escoria eran arrastrados por los ríos del Pilcomayo y Tarapaya que desaguan en el Paraná:
[…]El origen de este nombre es obscuro: dicen unos que es debido á la que recogió Gaboto en su expedición á la parte meridional de América; otros á las conchas plateadas con que se adornaban los indígenas, y no falta quien afirme que desaguan en el Paraná muchos ríos nacidos en el Perú, donde se extrae la plata, y suelen arrastrar pedazos de escoria, tanto que, según cálculos, el Pilcomayo y el Tarapay, desde que se empezó ä explotar el Potosí hasta el año 1611, habían acarreado mineral por valor de cuarenta millones; el mercurio que llevan dichos ríos, procede del empleado en labrar la plata, y es tanto, que envenena sus aguas por largo trecho y no crían peces[…][7]
Según José T. Medina (1897) este hecho es doblemente falso, porque no le nombró así, ni halló tampoco en él las muestras que indica.[8]
Lo cierto es, que a partir de estos acontecimientos de conquista por el sur, se conoce que se divulgó la noticia de que existía un rey blanco en una sierra de plata. Décadas después dos expediciones se prepararon en España para seguir los descubrimientos de Díaz Solís: Primero, la de Sebastián Caboto y el segundo, de Pedro de Mendoza.
Una hermosa leyenda indígena afirma que existía una sierra de plata gobernada por el rey blanco, de esa manera recopiló Luis Ramírez (tripulante de la armada de Sebastián Caboto) en una carta dirigida a su padre el 10 de julio de 1528 desde el río de La Plata.[9] Ramírez dio cuenta a su padre de los sucesos del viaje.[10] La carta tiene el mérito de estar escrita por quien debió presenciar muchos de los acontecimientos, que refiere durante su viaje a lado de Caboto:
[…]le pregunto si tenian alguna muestra de aquel oro y plata que decían n`otro metal que decian, los quales dijeron quellos quedaron alli siete hombres de su armada sin otros que por otra parte se havian apartado, y que destos ellos dos solos havian quedado alli estantes en la tierra; y los demas vista la gran riqueza de la tierra, é como junto á la dicha sierra avia un Rey blanco que traia buenos vestidos como nosotros, se determinaron de ir allá, por ver lo que era, los quales fueron y le embiaron cartas; y que aun no habian llegado á las minas, mas, habian tenido platica con unos Yndios comarcanos á la sierra é que traian en las cabezas unas coronas de plata é unas planchas de oro colgadas de los pescuezos é orejas, é ceñidas por cintos […].
Esta noticiosa carta que escribió Luis a su padre, dándole cuenta de los sucesos del viaje, dice también que hubo indios que iban a confinar con una sierra, muchos de ellos acostumbraban ir y venir de esta sierra donde había mucha cantidad oro y plata, minas a una distancia de más de 200 leguas. Fueron los indios Querandis quienes dieron mayor información de la sierra y del rey blanco:
[…]vino una de gente del campo que se dizen Querandis: esta es gente mui ligera: mantienense de la caza que matan, y en matándola qualquiera que sea le beben la sangre porque su principal mantenimiento es á causa de ser la tierra mui falta de agua. Esta generacion nos dió mui buena relación de la sierra y del Rey blanco, y de otras muchas generaciones disformes de nuestra naturaleza[…]
Según Herrera (1601) en su Descripción, asegura que Sebastián Caboto había había subido por el río muchas leguas, donde halló objetos de plata entre los naturales:
“fubido mucha leguas el rio arriba, halló plata entre los Indios de aquellas comarcas, porq en las guerras que eftos Indios tenían con los de los Reyno del Piru la tomaron, y de aquí fe dixo rio de la Plata, porque antes fe llamaua rio de Solis”.[11]
Realizando un seguimiento a Sebastián Caboto; estudiosos sobre la sierra de plata y el rey blanco, cuentan que durante la primera mitad del siglo XVI, se corrió la voz entre los españoles de que existía una montaña llena de metal plata en el interior del nuevo continente. Caboto al enterarse de las fabulosas historias, la existencia de pueblos de oro y sierras de plata, que le contase un tal Melchor Ramírez, náufrago de la expedición de Juan Díaz de Solís (1516). Desobedeciendo su mandato, remontó el río de La Plata e incursionó en el Paraná.[12]
Esta
historia o leyenda se tejió por el uso de objetos en plata que veían en los
pueblos originarios de la región. Lo que despertó las ansias de riqueza,
comenzando la leyenda del rey blanco que vivía en la sierra de plata.
Se debe tomar muy en cuenta, que Luis Ramírez y Sebastián
Caboto fueron dos fuentes confiables de información
con los cuales la noticia de la sierra de plata y el rey blanco se expandió y continuó hasta el año 1534.
En el mapamundi de 1544 dibujado por Caboto, existe constancia del hecho. En una de las grandes descripciones realizadas con el número 7, se lee lo siguiente:
Llaman los Indios á efte gran Rio el Roy huruai, en Caftellano el Rio de la plata tomà efte nombre del Rio hurnai el qual es un Rio muy candalofo que entra en el gran Rio de Parana defcubriolo Ioan Diaz de Solis piloto mayor de los catholicos reyes de gloriofa memoria y defcubrio hafta una ifla que el dicho Ioan Diaz pufo el nombre la ifla de Martin Garcia, porque enella entierro un marinero, q` fe decia Martin Garzia, la qual dicha ifla efta obra treynta leguas arriba de la boca defte Rio y coftele bien caro el dicho defcubrimiento, por que los yndios de la dha tierra lo mataron y lo comieron, y defpues paffados muchos Annos lo boluio a hallar Sebastian Caboto Capitan y Piloto mayor de S.c.c.m. del Imperador don Carlos quinto defte nombre, y Rey nuestro señor[…][13]
Según Antonio de Alcedo (1788), en una batalla con los indios que se derrotó, consta que se les tomó:
“muchas alhajas de plata que habían traído del Perú, y
creyendo que allí abundaba este metal le puso el nombre de rio de la Plata, perdiendo desde entonces el de Solís que le
había dado su descubridor”.[14]
Para Arzáns (1737) el río
de La Plata, lo “descubrió Sebastián Caboto el año de
1525, distante de esta provincia de los Charcas más de 500
leguas”.
Con estos viajes se difundieron las noticias relativas a las riquezas existentes en estas regiones. Díaz de Guzmán (1612) en su obra Historia Argentina…, nos relata que habiendo retornado Sebastián Caboto a España el año 1533, dio cuenta al rey de lo que había visto, prueba de ello, era el oro y plata que había llevado:
Llegado Sebastian Gaboto á Castilla el año de 1533, dió cuenta á S. M. de lo que habia descubierto y visto en estas provincias, la buena disposicion, calidad y temple de la tierra, la gran suma de los naturales, con la noticia y muestras del oro y plata que llevaba.[15]
Desde la expedición de Caboto al gran río de Solís (que llamaron posteriormente de La Plata) no se había enviado a nadie que poblase esta región hasta que Pedro de Mendoza obtuvo autorización.
¿Qué llevó a
Pedro de Mendoza a aventurarse viajar al nuevo
continente y arriesgar su fortuna? Quizás el afán de más riquezas, estimulado
por la fabulosa conquista de la mítica sierra de plata del rey blanco, cercano al río de La Plata.
Con las noticias
tan ventajosas del río de La Plata, el 21 de mayo de 1534, Carlos I de España firmó en Toledo tres capitulaciones[16]
referentes a los territorios americanos y una de ellas correspondía a don Pedro
de Mendoza para la
conquista del río de La Plata,[17] destinada
a ingresar en el interior de Sudamérica desde las costas del Atlántico Sur para
llegar a las fabulosas riquezas, sin duda, al vasto imperio de los incas. Se
obligaba a fundar tres ciudades, con sus regidores nombrados por anticipado, y
llegar a las tierras del “Rey Blanco”, hasta donde había llegado
Sebastián Caboto.[18]
Para este fin, movidos por la fuerza de las noticias aportadas se preparó la más brillante expedición que había salido de puertos españoles para la América. Conforme a la capitulación el monarca le ofrecía a don Pedro de Mendoza conquistar y poblar las tierras, donde estuvo Sebastián Caboto, que llamaban el río de La Plata, otorgándole el título de adelantado, gobernador y capitán general de los territorios a conquistar:
Primeramente, vos doy licencia y facultad para que por Nos y en Nuestro nombre y de la Corona Real de Castilla, podais entrar por el dicho rio de Solís que llaman de la Plata […] Mi criado y gentil hombre de Mi casa, Nos hiziste relacion, que por la mucha voluntad que teneis de Nos servir y del acrecentamiento de nuestra Corona Real de Castilla, os ofreceis de ir á conquistar y poblar las tierras y provincias que hay en el rio de Solís que llaman de la Plata, donde estuvo Sebastian Caboto […] Prometemos de vos hacer Nuestro Governador y Capitan General de las dichas tierras, y provincias, y pueblos del dicho rio de la Plata […][19]
La expedición transoceánica de Pedro de Mendoza fue la más considerable de cuantas habían venido a las Indias occidentales. Zarpó del puerto de San Lucar en 14 navíos de varias dimensiones con más de 2.000 soldados aguerridos, entre ellos 150 alemanes, flamencos y sajones, según el alemán Ulrico Schmidel,[20] quien llegó al río de La Plata con la expedición de don Pedro de Mendoza primer cronista de la época. El historiador Antonio de Herrera (1601) está disconforme sobre el número de personas que componía la expedición, asegura que fueron 800 personas en 11 barcos: “afsi falio de la barra de San Lucar con onze Navios, y ochocientos hombres muy buena gente”.[21]
La expedición fue una de las grandes misiones que España había enviado en este siglo con destino a América, con el número de personas y navíos enviados, se fundó la ciudad de Buenos Aires el año de 1536. Schmidel relata:
En efte fitio hicimos vna Ciudad, que llamamos Buenos Ayres, por lo faludables, que eran los que allí corrian: hallamos en esta Tierra otro Pueblo de cafi tres mil Indios, llamados Carendies, con fus Mugeres, é Hijos, que andan como los Zechurvas, trajeronnos Carne, i Pefcado”.[22]
A partir de este hecho histórico, muchos colonizadores españoles conocedores de las minas de plata, intentaron llegar a Potosí. López de Gomara (1553) revela en una descripción histórica sobre el río de La Plata, que:
“Los Efpañoles que moran en el rio de la Plata an fubido tanto por el arriba, que muchos dellos llegaron al Perú en raftro, y demanda de las minas de Potofi”.[23]
Eduardo Madero (1892), asegura que salió una expedición del puerto de Buenos Aires a mediados de octubre de 1536 donde Juan de Ayolas llevó entre 150 a 160 hombres en tres embarcaciones, para remontar el Paraná y Paraguay, internándose para dirigirse por tierra a la codiciada “Sierra del Plata” o “Cerro de Potosí” por el sur.[24]
Uno de los
historiadores del siglo XVIII, Antonio de Alcedo (1786), en su
Diccionario Geográfico, realiza un
resumen cronológico de los hechos más importantes ocurrido en América, asume que
Pedro de Mendoza el año 1535 descubre el resto del río de La
Plata y el famoso cerro de Potosí.[25]
Debemos tomar en cuenta que tenía la misión de descubrir la sierra de plata, murió en el intento.
En tal virtud, Pedro de
Mendoza destaca a Juan de Ayolas para explorar el río que, naturalmente, tenía
que llamarse de La Plata. En 1547,
Domingo Martínez de Irala compañero de Ayolas en el viaje a las sierras de la Plata, se hace cargo del gobierno de Asunción y
en 1548 emprende una nueva expedición hacia la ansiada sierra. Irala comisiona a Ñuflo de Chávez para hacer una representación ante el virrey.
Chávez en compañía de tres españoles (Pedro de Oñate,[26]
Miguel de Urrutia[27] y Aguayo) y un alemán (Ulrico Schmidel) llegan a las minas de
Potosí el año de 1548 que ya
habían sido descubiertas por españoles hacía 1545 que llegaron por el norte.
Schmidel, fue uno de los tripulantes que acompañó a Pedro de Mendoza desde España, y que transitó desde Buenos Aires a la ciudad de Los Reyes, en busca de la sierra de plata y rey blanco. En uno de sus desplazamientos o expedición, refiere que habiendo llegado a los payaguá y cerro de San Fernando, intentaron averiguar cómo eran los jarayes y Qaraqara,[28] pues, dieron razón a Juan de Ayolas que los Qaraqaras eran tan sabios como los españoles y estaban lejos, tierra adentro quienes tenían mucho oro y plata:
De allí llegamos à Monte llamado Fernando, femejante al que llaman Bogemberg, i dimos con los Indios Paiembos, à doce leguas de Vveibingo , recibieronos de Paz (aunque fingida como fe conocio defpues) llevándonos à fus cafas, i nos regalaron con Pefcados, Carnes, Algarrobas, ò Pan de Juan, afi estuvimos 9 dias: hiçoles preguntar el Capitán fi conocían la Nación , llamada Carcarifo: refpondieron, que havian oido, que habitaba lejos, en vna Provincia rica de Oro, i Plata, pero que no havian vifto nunca Indio alguno de ella: i por relacion de otros añadian, que eran tan Sabios como los Chriftianos;[…][29]
Más adelante del relato de Schmidel, continúa describiendo con detalle los hechos que va suscitando a lo largo de su viaje por estas regiones. Habiendo llegado a una población que él llama Scherues (xarayes), el rey de esta nación la preguntó al capitán de la comitiva que cuál era el deseo y hacia dónde desearían ir. A esta interrogante la respuesta del capitán fue que buscaba oro y plata, es así que el rey le regaló una corona de plata de medio marco de peso:
Haviendo eftado allí 4 dias, preguntò el Rei à nueftro Capitan, què queríamos, i à donde íbamos? Refpondiole, que bufcaba Oro, i Plata, i el Rei le dio vna Corona de Plata, de medio marco de pefo, vna Plancha de oro, de medio palmo de largo, i la mitad de ancho, i otras cofas hechas de Plata, diciendole, que no tenia mas Oro, ni Plata, i que lo que le daba, era el defpojo que havia traido de la Guerra con las Amaçonas.[30]
Desde la firma de la capitulación con Pedro de Mendoza y a través del relato que vino desarrollando Schmidel a lo largo de su viaje, se colige que el objetivo era la sierra de plata. Cuando pasaron por Potosí, pues ya había sido descubierto el cerro de Potosí por súbditos de Francisco Pizarro.
Al respecto, el fragmento aquí dado de la obra de Schmidel corresponde al capítulo 48: “Del Rio, i Pueblo Machcafies, cerca del Perù, i como partieron dos Menfageros, à Potofi, Plata, i à Lima.”,[31] está tomado de la traducción al castellano hecha del latín por Andrés González del Barcia en 1749:[32]
Embiò defpues el General, quatro Soldados al Licenciado Gafca, que eran, el capitán Nuflo de Chaves, Vngando, Miguèl Ruedo, i Abaie de Rothua, llegaron primero à Potofí, donde enfermaron, i fe quedaron Rueda, i Abaie, defpues à otra llamada Rueskuen de allí à la Plata, i en fin à la Metropoli Lima: ; eftas fon las quatro Principales y opulentifimas Ciudades del Perù: alli Chaves, i Vgnando fe embarcaron, i llegaron à Lima al Presidente, el qual haviendo oido la Relación de todas las provincias del Rio de la Plata, fus calidades, i Gentes, los mandó hofpedar, i tratar efplendidamente, regalandolos con dos mil ducados, i mandó à Chaves, que bolviese à escrivir à el General, que no dejafe entrar à los Soldados en el Perù, hafta nueva orden, como fe lo havia mandado, i que procurafe no hiciefen agravio à los Indios, ni permitiefe se les quitafe nada, fino es la comida: Bien fabiamos que tenian Vafos de Plata, pero porque eftaban fugetos à Efpañol, no nos atrevimos à quitarles nada.[33]
Dicha comitiva de cuatro personas que vino con Schmidel, pasó por Potosí en 1548, después
que Irala despachara a Ñuflo de Chávez al Perú el 22 de septiembre de 1548, llegando
a Lima el 7 de diciembre de 1548.[34]
Podemos señalar
con otra fuente autorizada como Agustín Zárate (1555),
quien años más tarde confirma que las sierras de plata que escribieron los
cronistas e historiadores, corroborarían que se referían al cerro de Potosí en un capítulo que le relaciona el
descubrimiento el río de La Plata con las minas de Potosí.[35]
Un estudio e investigación realizado por Manuel Domínguez (1925), señala que desde el Paraguay hubo 12 expediciones en busca de la sierra de plata o el cerro de Potosí entre 1524-1548 y al final se dieron cuenta que el territorio de los Charcas estaba ya ganado por los soldados de Pizarro desde 1539, es decir, desde dos años después del viaje de Juan de Ayolas.[36]
Fuente:
POTOSÍ EN LO ALBORES DEL VIRREINATO: SIGLO XVI (Cronistas y Memorias). Gobierno
Autónomo Municipal de Potosí. Potosí, 2023
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